Jugar con bloques para crear un mundo a tu medida
¿Quién no se ha pasado una tarde entera jugando con los bloques de construcción, esa especie de ladrillitos de plástico de colores, mientras merendaba un bocadillo de Nocilla? Todos conocemos la marca más famosa pero tampoco es cuestión de publicitarla aquí. Por si todavía hay algún despistado, ahí va una pista: el origen del nombre de la marca es danés y se formó al unir las dos primeras letras de estas dos palabras “leg godt”. ¡Si es que es imposible pensar en otra marca que no sea Lego! ¿Qué te pensabas, que después de soltarte lo de la Nocilla no te iba a decir lo de los Legos? .Jugar con bloques para crear un mundo a tu medida es sencillo, creativo y te ayudará a dejar de pensar en los problemas de la vida cotidiana.
Los antiguos eran de madera pintada (todavía se pueden encontrar en cualquier juguetería) y han evolucionado de forma muy atractiva desde entonces; los modernos son de plástico con una especie de botones en la cara superior y agujeros en la parte inferior para que podamos encajarlos. De este modo, los bloques son mucho más estables. Estos últimos sí que han evolucionado de verdad o, mejor dicho, han “digievolucionado”
Desde los sencillos bloques básicos de ensamblaje hasta las sofisticadas recreaciones de escenas con muñequitos de acción articulados han pasado décadas. ¡Menuda diferencia! Un día estás intentando montar una casa o torre con cuadrados, triángulos y rectángulos, conteniendo el aliento para no romper el equilibrio, y al otro día estás construyendo la Estrella de la Muerte y luchando contra el lado oscuro. Yo he jugado con los dos tipos y debo reconocer que cada uno tiene sus características particulares, su encanto, su atractivo, su dificultad, incluso su tacto especial. Ya veis, tan parecidos en sus objetivos lúdicos originarios, y a la vez tan distintos en su propia evolución.
Para los niños, este juego debería ser el paso siguiente y definitivo después de la plastilina. Han de razonar y utilizar su imaginación para sacar sus propias conclusiones acerca de la finalidad del juego y descubrir figuras y formas rígidas que les van a ayudar a desarrollar su coordinación visual y motora. ¡Ahí queda eso!
¿Y qué hago yo a estas alturas de la vida jugando con los bloques?
¡¿Sientes vergüenza por jugar con cosas de niños?! No lo dudes: visita la sección de “El Club de los Sin-vergüenzas” y ¡fuera complejos!
Primeramente, hablemos del bolsillo. Como los bloques de madera son bastante más económicos que los bloques más sofisticados, que cada cual elija el que mejor se ajuste a su presupuesto.
Recuerda que, en principio, yo recomiendo que hagas estas actividades de manera individual porque uno de los mayores propósitos para ti es estar “contigo”, oírte pensar, concentrarte tanto como puedas para olvidarte de que existe un mundo fuera de ti y tratar de pasar un rato agradable y productivo a nivel físico y mental. Ya tendrás tiempo de compartir más adelante, si te apetece. Lo más práctico es jugar con los bloques en una mesa, pero si buscas algo más auténtico, yo me quedo con el suelo, ya sea de granito, entarimado, alicatado, etc.
Una vez que hayas logrado sacar un poco de tiempo y soledad, esparce todas las piezas sobre la superficie elegida. Observa los tamaños, formas, colores, muñequitos (en caso de que haya alguno) e intenta recrear lo primero que te venga a la mente. Estos juegos, a diferencia de la plastilina, conducen directamente a la tercera dimensión, por la propia naturaleza de la pieza. Casi con toda seguridad, intentarás montar una torre, una casa, algo elevado en definitiva. También podrás hacer objetos o recrear escenas de la vida cotidiana: un coche, un avión, un barquito, un parque, mi lugar de trabajo, un restaurante…
¿Madera o plástico?
Si optas por los bloques de madera no pienses ni por un momento que vas a estar más limitado a la hora de edificar o de divertirte. Los bloques lisos de colores, aunque no puedan encajarse con el resto de piezas, pueden resultar más desafiantes porque todo dependerá de tu maña, paciencia y sentido del equilibrio. Puedes formar ciudades enteras y luego utilizar otros juguetes para que interactúen allí. Créate retos e intenta superarlos.
Es muy posible que al principio (o al final) las piezas se caigan por falta de equilibrio, por un golpe involuntario, y te pongas de los nervios por pensar que has perdido el tiempo o ¡Vaya fastidio, con lo que me ha costado montarlo! Es lo más lógico y normal.
Ahora bien, si juegas con los bloques de plástico de ensamblaje, que incluso incluyen muñequitos de acción, la diversión se duplica. Por un lado, puedes montar cualquier tipo de estructura más o menos estable y móvil; y por otro lado, puedes utilizar después los monigotes para representar hechos de tu propia vida (buenos, malos, regulares) o (y aquí está lo más interesante), escenificar fantásticas aventuras, escenas de tus películas preferidas y, en definitiva, crear tu mundo ideal. Como dijo el gran Mario Benedetti: “Cinco minutos bastan para soñar toda una vida, así de relativo es el tiempo”.
¿Qué voy a ganar con los bloques?
En cuanto a los beneficios de estas actividades para la psique de un adulto, no quisiera repetirme, y diré que son bastante similares a los beneficios de la plastilina, a excepción quizás de las sensaciones táctiles primitivas que pasan a ser más complejas por la naturaleza firme y tridimensional de los materiales y, para aquellos a los que no os guste mucho ensuciaros, os vais a ahorrar el pringue de la plastilina tanto en manos, ropa, superficies, etc. Así y todo, nunca desprecies el placer de ensuciarte jugando. La despreocupación es parte de ser niño
En cuanto al pasatiempo que nos ocupa, te aseguro que un juego cuya finalidad es la creación de un espacio, de un objeto o de un edificio requiere, como ya he mencionado anteriormente, una buena dosis de paciencia y concentración, además de una planificación minuciosa de todos los pasos a seguir para no desarticular todo el trabajo realizado. Esto se debe a que la construcción estimula nuestras habilidades ingenieras y matemáticas que podemos ir perdiendo a medida que nos hacemos mayores y nos distanciamos de ellas: la tridimensionalidad, las fracciones, el equilibrio, el ensayo y error, pueden ser útiles para cualquiera, puesto que la matemática está presente en todos los ámbitos de nuestra vida. Como último apunte, te diré que, la libertad creativa, la paciencia y el razonamiento lógico son las destrezas que con más seguridad adquirirás si eliges jugar con bloques para crear un mundo a tu medida y revivir tu infancia con este clásico entre los clásicos.